El blog de 2° 6° 2010. La profecía continúa.

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sábado, 3 de abril de 2010

"Un sueño con remordimientos" por Emmanuel Caleón


Hace unos veinte años atrás trabajaba en un laboratorio que estudiaba diversas curas para enfermedades del cuerpo humano. No me gustaba trabajar mucho, por eso mi supervisor siempre me daba mucho trabajo para hacer. Me acuerdo que le decía: "Cálmese, Joseph, vivirá más." Y él se enojaba aún más.
No me peleaba con él porque sabía que su ira no era por mí sino porque nunca podría realizar su sueño: ser paracaidista. Creo que tenía solo un amigo, Mamado Gordon, con el que hablaba todo el tiempo en el laboratorio. Pero lo único que le decía eran preguntas fuera de tema y lugar como "¿Para qué se usarían las piernas en el aire?", mientras miraba su silla de ruedas.
El día 2 de enero de 1993 a la hora de mi descanso, yo estaba en el mismo bar donde Joseph almorzaba y cuando él terminó su comida, yo levanté mi vaso saludándolo y, al abrir la puerta me devolvió su último saludo.
Fue horrible ver una explosión del otro lado de la calle. Después de eso recuerdo que todavía estaba en el bar pero sé que no podía moverme y vi que estaba sobre una camilla, atado.
Cuando me subieron a una ambulancia, escuché que Joseph gritaba desde unos escombros, y al verlo desde una de las ventanas,
Gordon fue a socorrerlo mientras unas personas con trajes
antirradiación lo tiraron al suelo y trataron de sedarlo pero no pudieron.
Los cuatro voluntarios y mi compañero vieron conmigo que de los escombros salía Joseph gritando de dolor y se ponía cada vez más morado, más oscuro.
De su espalda empezó a saltar sangre en gran cantidad hasta que se formaron dos grandes agujeros en sus omóplatos y de ahí brotaron alas transparentes; su cuerpo empezó a hincharse al igual que sus ojos y la piel de su cara explotó. De su mandíbula salió un cuerno gigante y de su frente, dos antenas.
Luego de tal acto, me desmayé y desperté en el hospital de mi barrio. Después de unas horas vino mi jefe con dos hombres vestidos de negro y me informaron que estaba despedido y que nunca me acerque y hable del laboratorio.